martes, 11 de diciembre de 2007

LIMPIEZA GENERAL




LIMPIEZA GENERAL



Antiguamente, cuando las casas eran enooormes y las mujeres que las cuidaban, muchas, para Pascua y para Navidad, se limpiaba cada rincón, armario y ventanal. Un poco porque dichas fiestas ameritaban ese honor y otro, porque esas fechas les servían de exucsas para limpiar a fondo.
Ahora, más o menos, podemos hacer lo mismo. Como excusa para limpiar, tirar esas miles de cosas que guardamos para darles un uso inteligente y sólo nos traen cucarachas, para hacer aire en casa, feng shui o no, para compartir con quienes tienen menos de aquello que no usamos por negligencia.
Para preparar el pesebre, decidí hacerlo en la chimenea. Oh, tenía que limpiarla. Con los adornos que tenía adelante, parecía tan limpita. Por tanto, tuve que barrer, levantar polvo y ceniza, trapear, retirar adornos que se habían empolvado y disimulaban muy bien, y guardarlos, porque mi casa no es tan grande y quería poner adornos navideños.
También tuve que correr muebles para que cupiera el arbolito. Algunos fueron a parar a la galería y otros fueron decorativamente amuchados , tratando de que mi casa no se pareciera a una mueblería mal dispuesta.
Me llevó mucho tiempo preparar todo, aún cuando la familia ayudaba. Ya no tengo hijos pequeños quienes, con su inocencia y entusiasmo, colaboran hasta por demás, preguntando "¿y yo, papá?", impacientes. Ahora, muchachos y muchachas, ayudan, sí, pero con sus obligaciones, piden que les guarde un adorno o una figura del pesebre para colocarlos cuando tengan un minuto de paz.
Y esto no es malo. Es bueno que lo hagan desde el corazón, no por obligación, y en el momento en que ellos - seguramente a solas y mirando para todos lados- , se encuentren con sus creencias y participen a su modo.
Porque éste es un tema que a los padres nos cuesta: nuestros hijos han crecido, viven la fe a su manera, según su espíritu. No debemos caer en la tentación de la depresión y la mala añoranza del pasado. Fue precioso vivir la Navidad con los hijos pequeñitos. Y seguiremos dándole gracias a Dios por haber vivido esos días de cielo. Pero ahora, debemos dar gracias por esos hombres y mujeres que, a veces, aparecen con novios y novias, y que según su fe, viven estos Misterios.
Confiemos en que Dios nos ha guiado al educarlos, al hablarles de Él, y respetemos a nuestros muchachos. No los persigamos ni atosiguemos para que vengan a misa. Lo más probable es que, por rebeldía, se queden mirando un match de boxeo.
Y además, qué interesante que nos demos cuenta de que para que nazca Jesús...tenemos que hacerle lugar. Sacar lo viejo, lo sucio, limpiar, ventilar, reacomodar,adornar,nuestra casa y nuestra alma,¿no? Porque si no, nos quedaremos con la cáscara, con lo estético, y la Navidad nos pasará de largo, con pena y sin gloria.

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